miércoles, 28 de mayo de 2008

El Sindicalista

Mas concretamente “mi sindicalista personal”. Acaba de cumplir 11 años y es hijo de unos amigos “de los de siempre”. Como no tiene tíos y tías cumplo ese papel, aparte del de gamberra en ejercicio. Con el tiempo espero convertirme en una de esas tías extravagantes de las que se cuentan multitud de anécdotas. Y digo extravagante ya que la diferencia está en el estado de la cuenta corriente: un chalado con dinero es extravagante, uno sin el está como una chota y para de contar. Lo de sindicalista viene de una ocasión, recién mudada yo a Madrid, estaba ayudando a su padre a montarme las estanterías de Ikea para la sala, mientras su madre y yo observábamos divertidísimas, su cara de intensa concentración. Cuando se dio cuenta, se giró y nos soltó que “en esas circunstancias era imposible trabajar”. ¡Toda una declaración antes de cumplir los 10 años! Si es necesario, no tiene inconveniente en ejercer de mi “hijo menor” a beneficio de mis clientes mas cotillas. El chófer de la empresa le enseñó a arrancar autobuses urbanos y desde entonces tortura a los pobres conductores de la EMT comparándolos con él. Salen perdiendo siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tienes asegurado que tus sobrinos de sangre ó de no sangre cuenten mil anécdotas suyas, eso fijo, ya lo sabes.

Nofret