miércoles, 14 de octubre de 2009

A la caza del Tesoro

Ayer fui a la caza del tesoro. Me explico: La nave vecina a nuestra oficina la tiene alquilada un caradura que hace meses (desde Enero según creo) que no paga. Dentro hay un pilón de maletas, (cada vez menos la verdad, y desde ayer 2 menos) unos bidones de “vayusté” y cosas diversas.

El electricista se apropió de un maletón y lo llenó con unos 50 libros en inglés y yo de una maletita (discreta que es una), un libro para aprender español si eres alemán y otro para flipar, se titula “La novia enamorada” escrito por un tal Ronny Chaves, dentista en excedencia y apóstol y profeta en activo. Cuando lo haya leído, si lo supero haré una reseña. De momento está haciendo compañía a Gadafi (Libro Verde), Escrivá de Balaguer (Camino) y algún otro infumable en una esquina de la biblioteca.

Aparte de eso también me apropié de un relicario con una “Inmaculada” espantosa y una polilla. Para este tengo proyectos.

Hojeando la gramática me encontré una carta enviada por la secretaria de un ingeniero al hijos de este, con una copia de una carta del padre al departamento de recaudación de impuestos de tráfico de su ciudad (en Alemania) en que el buen hombre les aclara que no sabe si ha pagado el impuesto de circulación de un coche o no, ya que es su mujer quien se ocupa de esas cosas y tiene los extractos, etc. bajo llave, pero que por si acaso le manda otro cheque. El hecho de que le mande copia al hijo me hace suponer que la criaturita dio un uso mas creativo al cheque original.

Dicen que cuando el diablo nada tiene que hacer, con el rabo mata moscas.

Debe ser verdad.

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