miércoles, 22 de octubre de 2008

Haciendo el canelo en condiciones...

Ayer traté de arrancar un autobús Volvo para unos clientes rumanos. Esto es algo que siempre hacemos nosotros, ya que los clientes en general y los rumanos en particular tienen tendencia a toquetearlo todo (en especial y con particular insistencia aquello que no deben) y no es raro que la caguen.

Una vez puestas las pinzas de las baterías (porque –por supuesto, y como de costumbre- alguien se había dejado el desconectador puesto) no había forma humana de girar la llave. Pedí ayuda a mi compañero de trabajo. Tampoco podía, así que llamamos a otro compañero. Sudó, bufó, lo intentó y finalmente…. “¡No es esta llave!” . Cogió la correcta, arrancó el bus y se largó.

Aún no hemos superado la sensación de bochorno.

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