domingo, 12 de diciembre de 2010

Dejad que los perros vengan a mi....

Son tres perros: un mil leches bastante guapetón y enredador que se dejó el búlgaro, un mastín leonés aportado por el jefe y una perra de presa  (American Stanford) aportada por el nuevo vigilante. No pueden tener caracteres mas dispares: El mil leches es como una dinamo, no para quieto y está totalmente enviciado persiguiendo conejos. Sin embargo se lo llevaron a cazar y aunque se lo pasó como un enano, fué un total fracaso. Cundo lo atan ladra como si lo estuvieran masacrando.

El mastín tendrá unos cinco meses y es lo mas vago del mundo. A la primera oportunidad se sienta, mejor si es sobre mis pies. Prácticamente no ladra, solo se tumba con un suspiro sobre tus pies a la primera de cambio. Tiene unas patazas de impresión que dan una idea del tamaño que va a alcanzar, aunque aún conserva el aspecto "mimosín" de los cachorros.

La perra de presa tiene un carácter de aúpa, aunque -menos mal- me tiene aprecio. Y digo menos mal porque con un animal que del rabo al morro es todo mandíbula hay pocas negociaciones que valgan.

En resumidas cuentas: desde hace un par de meses tengo el placer de ser chupeteada y avasallada por perros de tres razas distintas. Bueno, uno de ellos las reúne casi todas. Suelo comprarles chuches y los muy jodíos ya saben donde las guardo. El mil leches sabe abrir cajones..... el circo está servido.

1 comentario:

Penny dijo...

Ya sabes lo que te toca ... a colgar un par de fotillos ... vengaaaaaaaa, sobre todo del mastín :-)